Y de nuevo todo empieza a caminar: Triatlón de Veracruz
Dicen que la disciplina, decisión y determinación son las tres "d" para competir.
Correr con la bici en la transición me atrofió los músculos de las piernas y los brazos empezaron a no responderme.
Yo sé que no es el mejor tiempo. Sé también que hay muchísimo qué mejorar y más qué agradecer. Pero este triatlón se lo dedico a mi sobrino, mi bebecito hermoso que cumplirá tres años en un par de meses. De él es mi medalla y mi corazón.
Desde aquí les envío un beso y un abrazo enorme con todo mi amor y cariño a mi familia. Mamita, hernano (Enano), Malito, Emmanuel, Jan, Tías, primas, primos, amigas y amigos que siempre están echándome porras.
Ustedes son lo más importante en mi vida. Los tengo en mi alma, en mi corazón y en mi sangre. Gracias siempre.
Veracruz siempre ha sido un reto para mi.
Me ha retado con su naturaleza en bruto en los ríos salvajes de Filobobos, o en Tajín, incluso en sus zonas arqueológicas donde sólo se puede llegar a pié.
Esta vez me retó con su Triatlón. Por segunda ocasión participé en este magno evento luego de casi un año de estar lesionada: la rodilla, la cadera, el hombro.... el corazón en sí.
Un mes de entrenamiento, cambio de equipo, no, mejor me regreso a donde estaba. O me voy. No, me quedo. Un rompimiento, un amor que había estado siempre ahí, y de nuevo todo empieza a caminar.
Este mes de entrenamiento se enfocó en natación y un poco en carrera. La lesión de la cadera aún está latente. "Debes estirar diario", la consigna. Bajar de peso, mi obligación.
De antemano sabía que el resultado en el triatlón de Veracruz podía no ser el mejor, pero me emocioné tanto que pensé hacer una hora y media. Pero no.
Quedé en el lugar 30 de mi categoría, hice 1:45:55, un minuto más que el año pasado.
Dos chicas antes de salir a la natación, comentaban "Esto es lo que más me choca", refiriéndose al número de competidoras de su categoría. "fresas, sangronas", pensé. En el mar se confunden los pies, las manos, las caras... los golpes y patadas también. Cada quién nada para llegar y pocas son quienes tratan de no lastimar a sus contrincantes con las patadas.
Resultado: 14:16, lugar 13 en natación. Caminé los últimos metros. Enjuagué la sal de mi boca, llegué hasta donde Jaimito, mi bici. Me pinté los labios color carmín, lentes, casco, guantes, agua. Mucha agua. Enjuagué los pies de la sal, me puse los tenis. ¡Los aretes! Antes muerta que sencilla. Transición 1: 06:24
Jaimito, no me tires, que la cadena no se salga; tú dale Jaimito; ya lo hicimos el año pasado. Hay que pasar a
unas cuatro ¿te parece bien? Una, dos, tres..... esa de bici de montaña más adelante. Tranquila. Drafting con
una de mi categoría. Íbamos a 27 km/hr. Me encontraba a Grimaldi, un compañero de equipo. "Échale Grimaldi".
donde hacen su nido
las olas del mar
Veracruz, rinconcito
de patria que sabe sufrir y cantar
Veracruz, son tus noches
diluvio de estrellas, palmera y mujer.
Veracruz, vibra en mi ser,
algún día hasta tus playas lejanas tendré que volver...
Jaimito, no me tires, que la cadena no se salga; tú dale Jaimito; ya lo hicimos el año pasado. Hay que pasar a
unas cuatro ¿te parece bien? Una, dos, tres..... esa de bici de montaña más adelante. Tranquila. Drafting con
una de mi categoría. Íbamos a 27 km/hr. Me encontraba a Grimaldi, un compañero de equipo. "Échale Grimaldi".
La sal de mar empezó a consumirme. Arde, quema, duele. ¿me bajo? No, mejor me separo del asiento. Jaimito no me falló, pero en una curva hizo algo que provocó que sintiera más pesada la bici. Para hacer el cambio de velocidad ¿le bajo a la palanquita? ¿o le subo? ¿y si mejor la dejo así? Sí, mejor, total, ya no está tan pesada.
A medio camino me encontraba con Emmanuel y con Federico. Emmanuel me echaba porras. Sabía de antemano que venía cansada, y que mi último esfuerzo lo estaba dando en la bici, pero ya era muy tarde para regaños. "Síguele amor, ya casi llegas", me decía Emmanuel.
En los primeros 10 kilómetros en la bici me enamoraba más del Malecón, ese aroma a salimar que embriaga; la brisa que envuelve un ambiente jarocho. Como lo describiera bien Agustín Lara.
Veracruz, rinconcito
las olas del mar
Veracruz, rinconcito
de patria que sabe sufrir y cantar
Veracruz, son tus noches
diluvio de estrellas, palmera y mujer.
Veracruz, vibra en mi ser,
algún día hasta tus playas lejanas tendré que volver...
Llegué a la meta de bici. Resultado: 43:07 minutos, lugar 20 de mi categoría.
Llegué al rack. Categoría SO. Lugar de estacionamiento para mi bici: 1667, el mismo que mi número de competidora. Jaimito, te dejo. Gracias por no tirarme y por no hacerme quedar mal con tu cadena. Te perdono por el cambio de velocidades.
Fuera casco, guantes (seminuevos); número de corredor a la cintura, lentes, gorra. Agua. Más agua. No tomé durante la bici. Tuve miedo de caerme. Tiempo de Transición 2: 4:46 ¡A correr!
Fuera casco, guantes (seminuevos); número de corredor a la cintura, lentes, gorra. Agua. Más agua. No tomé durante la bici. Tuve miedo de caerme. Tiempo de Transición 2: 4:46 ¡A correr!
La salida de la transición sirve para aflojar un poco las piernas, relajar un poco los músculos y mentalizarse que son los últimos 5 km. Yo venía muy cansada ya. Días antes del triatlón me habían sacado parte de la uña del pié, lo que impidió que entrenara los últimos dos días que a los demás del equipo les sirvió para relajarse.
Al empezar la carrera una subida terminó psicológicamente conmigo. Los brazos segregaban ya el ácido láctico. La presión de los guantes de la bici aún no cedía; debía mover los dedos para recuperar fuerza y movimiento. Troté. No corrí. Ya no pude. Bajaba los brazos, los sobaba.
Nunca había sufrido tanto una carrera de 5 km, como la del Triatlón de Boca del Río, Veracruz. El calor extremo, el cansancio y unas ganas incontenibles por ir al baño terminaron con mi paciencia. Me sentía frustrada, extenuada.
No logré concentrarme más. Trataba de imaginarme a mi sobrino, su carita, su sonrisa, su voz diciéndome "Cheya", pero no pude. Mi motor para seguir adelante cuando más cansada me siento es él, pero esta vez no pude más.
No logré concentrarme más. Trataba de imaginarme a mi sobrino, su carita, su sonrisa, su voz diciéndome "Cheya", pero no pude. Mi motor para seguir adelante cuando más cansada me siento es él, pero esta vez no pude más.
En cada abastecimiento de agua me vaciaba el agua en la cabeza, con los hielos me frotaba los brazos que sentía estallar de dolor; vertía agua en la cara para confundir las lágrimas con ella. Caminaba. Me pasó Liuvob, una compañera del club; me pasó Roberto, un compañero de equipo; también me pasó Gabriela.
Hubiera querido ver a mi mamá, a mi familia para terminar esos 5 kilómetros como Dios manda. Quizá una palmada, alguien que me empujara. Mis ganas incontenibles por ir al baño se traducían en debrayes
No lloro por cualquier cosa. De hecho yo no lloro. Al menos no frente a nadie. Lo hago sola. Y si de pronto me derrumbo y dejo que alguien me vea llorar es alguien de mi familia o a quien amo mucho. Traía lentes oscuros, podía bien derrumbarme mientras corría. No. Mejor no. Aunque sea caminando Graciela. Aunque sea caminando.
Fui una completa novata. Nunca corro con gorra ni lentes, pero en esta ocasión, mi ímpetu por no salir tan mal en las fotos me orilló a ponérmelos, de esta forma no se vería lo mal que terminaba y si quería llorar, las gafas hacían bien su tarea, pero no pensé que el calor de Veracruz no me ayudara.
Mal de muchos, consuelo de tontos.
Vi a una chica de mi categoría. Caminaba también como yo. Ambas extenuadas. El orgullo nos picó. Ella trotó; hice lo mismo, pero me detuve. Caminé más. Agua. Más agua. Y ese Jumex Sport acabó con mi estómago. Es una sustancia muy fuerte a la cual no estoy acostumbrada para correr aún.
Ella después se detuvo y finalmente la pasé para llegar a la meta. Me había quitado los lentes. Me los puse de nuevo. Mi último suspiro lo dejé en la meta y por segunda ocasión en una competencia (de las más de 15 que he hecho de todo tipo) tuve muchas ganas de llorar. Y me aguanté. Los 5 kilómetros los terminé en 37:22.
Tiempo total: 01:45:55
Lugar de la Categoria : | 30 |
Lugar Rama : | 216 |
Lugar Evento : | 669 |
Lugar en su Edad : | 16 |
Yo sé que no es el mejor tiempo. Sé también que hay muchísimo qué mejorar y más qué agradecer. Pero este triatlón se lo dedico a mi sobrino, mi bebecito hermoso que cumplirá tres años en un par de meses. De él es mi medalla y mi corazón.
Desde aquí les envío un beso y un abrazo enorme con todo mi amor y cariño a mi familia. Mamita, hernano (Enano), Malito, Emmanuel, Jan, Tías, primas, primos, amigas y amigos que siempre están echándome porras.
Ustedes son lo más importante en mi vida. Los tengo en mi alma, en mi corazón y en mi sangre. Gracias siempre.
Felicidades. Lo importante no es el tiempo, sino que lo lograste.
ResponderEliminardisfruta todo lo que hagas, no dudes, sueña,piensa y realizalo. te FELICITO por tus logros. y estoy orgulloso de ti... siempre estare apoyandote... un abrazo y exito TAM
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarEstoy pasando a saludar, en vista de que casi no pongo comentarios no significa que no lea los spots que pones...
Gracias por visitar mi pagina, por cierto ya le agrege nuevas cosas jajaja,
Nos estamos leyendo, cuidate y no te vallas con extraños he?
Sayonara