Matías Corredor
Ciudad de México, lunes, 17 de junio de 2024
Les quitó la tierra, el lodo; los sacudió, les retiró las agujetas para después lavarlos con agua y jabón. Los talló a conciencia mientras se repetía asi misma, “todo pasa, mañana es una nueva oportunidad; esto con agua y jabón se quita.”
Dejar impoluto tu uniforme, tus coasas, es una forma más de decirte te adoro, que te quiero muchisimo. Son muestras de cariño, así lo veo.
Es que quizá viendo tu uniforme limpio, tus
cleats limpios, tu equipo de protección limpio, quizá me entiendas que es
borrón y cuenta nueva. Se aprende. Uno se enjuaga las lágrimas, y sigues. Y
sigues. Y sigues, porque no hay más que hacer. Lo único constante es el cambio
y a él no puedes resistirte, porque si lo haces, estás condenado a sufrir.
No sé si un día logre explicar el nudo que siento en la garganta al verte en el campo jugando de corredor. Estaba acostumbrada a verte taclear, a que tiraras a cuanto jugador se te pusiera en frente o pasara cerquita de ti… pero ahora que eres tú a quien taclean, tiran, apachurran… no lo he logrado.
Apenas estás en el tercer partido y yo no he
dejado de sentir esa imperiosa necesidad de llorar antes y después de tus
encuentros, ¿y si algo te pasa?, ¿y si te lastiman muy feo?
Los ojos se inundan de lágrimas que logro
contener con mucho esfuerzo, pero si por mi fuera, estaría llorando y echándote
porras con todo y lágrimas. Pero no lo hago. Es mi miedo, mi temor el que se
expresa. Tú estás feliz y eso también me hace sentir feliz.
A veces me he llegado a preguntar si sería
posible cambiarte a natación: ahí no hay golpes. Luego recuerdo que fui yo
quien te llevó al football americano, y se me pasa. Quizá creía que en algún
momento me dirías que ya no quieres, y yo acataría tu decisión tranquilamente. Pero tienes 13
años y el football americano te encanta.
Yo sé que en este deporte encontraste amigos
que se han vuelto hermanos, coaches entrañables en cuyas figuras masculinas
también te has visto reflejado en un futuro, y eso lo agradezco profundamente. En
este hermoso deporte encontramos pertenencia, rumbo, una segunda familia a
quienes queremos con todo el corazón, como se quiere a la familia. Sin
distingos.
Ahora sé que las mamás de los deportistas
estamos hechas de una coraza distinta. Ahora entiendo la angustia de Gaby
viendo a Chema en sus partidos. Ahora entiendo a tantas y tantas mamás
preocupadas, angustiadas, atónitas ante un emparrillado que pareciera no tener
piedad ni compasión por los jugadores tirados luego de una brutal embestida. Ahora entiendo la importancia de la rodilla al
piso. Se llama empatía, se llama respeto, se llama solidaridad, benevolencia y buena
actitud deportiva.
Te persignaré como siempre previo a los partidos;
posterior a ellos agradeceré que estás bien, que tus compañeros están bien y
que todos los jugadores salgan ilesos.
Que sepas que aquí estoy, atrás de ti para impulsarte, delante de ti para guiarte, al lado de ti para acompañarte y compartir, y en la tribuna siempre, Mati, siempre para echarte muchas porras. TE adoro con todo mi ser, mi DIEZ.
Chelita, soy testigo del amor que tienes, primeramente por tus hijos, y por este deporte que tomaste como propio, me consta todo lo que escribes y la pasión con la que participas en la organización como Head Manager y mamá, también de lo afónica que quedas en cada partido porque dejas en las porras además de la voz, también el corazón, me emocioné mucho con este relato de Matías Corredor, también me haces llorar, pero de felicidad, gracias por compartir y mostrar estos bellos sentimientos. te amo. Atentamente. tu Mamá.
ResponderEliminar👏🏻👏🏻Hermosas palabras y pude sentir la angustia que vives 😵💫
ResponderEliminarVenga #10 soy tu fan