Ser madre cambió mi termómetro
Ser madre me volvió más sensible, más humana, diría yo. Tener a Matías en mis brazos implicó que de una u otra forma mi vida estaría ligada a la suya. Ser madre cambió mi termómetro. Ahora sé que cuando yo tengo frío es casi seguro que él también y por ello debo cuidarlo y taparlo... o atenerme a pagar el pediatra... Descubrí en mi a una mujer amorosa, cariñosa, capaz de explotar en caricias y besos y palabras dulces con tan solo ver su carita inclinada en mi pecho. Hizo de mi una mujer sensible. Ahora sé lo que es llorar de emoción porque camina, gatea, habla o hace pucheros. Ser mamá me hizo más humana y sensible. Supe del dolor ajeno y dejé de burlarme de Carmen Salinas. Mi mundo es diferente. Mi visión también. Entiendo ahora el maltrato animal, a pesar que no soy fan de las mascotas. Matías vino a enseñarme cómo ser su mamá. Vino a mostrarme cómo es que las galletas María saben mejor si vienen de su mano, o cómo los besos babeados en las mejillas son mejores que los