martes, 20 de octubre de 2009

Antes y después


Unos tacones del número ocho dejan descansar mis pies desnudos para darle paso a unos cómodos calcetines y a los tenis Nike. El vestido morado de seda y una lencería de encaje rosa es cambiada por un top. Se pierde el glamour en el vestidor.

El cabello ondulado sobre los hombros es recogido en una cola de caballo que después se trenza. El rímel y el polvo estorban, prefiero retirarlos. Sin duda hoy voy a sudar como nunca y necesito estar libre de impurezas.

Una coqueta se ve en el espejo. Para las nalgas, saca el pecho, aprieta el abdomen. Un gesto seductor la convence que se ve bien. Para reafirmar su coquetería se pone labial rosa, lo difumina con su boca en un movimiento seductor para su igual, que la ve de frente. Toma su agua, una toalla y ¡A entrenar!

Sale de la regadera, sin pudor alguno se despoja de la toalla. El pequeño cabello mojado y alborotado deja ver las canas. Atrás quedaron los años en que la piel era firme y bien pegada al cuerpo. Se unta crema como si tuviera que moldear la masa. Su vientre es prueba de los hijos que tuvo y que hoy ya no la ven: “ellos ya tienen su familia”.

Con plena calma toma de su locker una prenda beige que al extenderla se convierte en unos enormes calzones que le cubren todo el vientre hasta llegar a los senos tristes.

Y mientras, la plática entre mujeres: los hombres. “Es que parece que si no hago de comer yo, nadie come. Tan inútiles. La otra vez le dije a Javier que hiciera unos tacos de pollo mientras yo iba a comprar y cuando llegué de plano tuve que hacerlos yo, porque resulta que esa es mi obligación.”

Todas guardan silencio cuando ven a ¡la profesora de spining! Es de las pocas que puede ponerse top y mini short para enseñar cada músculo trabajado. El cuerpo bien torneado provoca la envidia de todas. El cabello negro, lacio y alborotado hasta la cadera lo recoge y lo suelta. Se sabe observada.

Y aquella, que aún se pelea por ponerse el enorme sostén color beige de copa de punta sólo la ve de reojo. Se ha puesto desodorante y talco y se empieza a desesperar. Ya trae los zapatos puestos y sólo le falta el vestido color azul.

A la vida no le falta nada de ella. Su tiempo, su vida, su espacio. Todo lo consumen los hijos y el marido, que por sus acciones son queridos. Pero no: ella todo les entregó sin pedir nada a cambio.

3 comentarios:

  1. He tenido la oportunidad de leer otros escritos de Grace y siempre me han parecido excelentes, pero, en particular este, no me reflejo la idea del título; que es lo que quiso decir, “Antes” de realizar ejercicio “y después” cuando estas realizando el ejercicio, o “Antes” de ser casada y tener hijos “y después” de que el paso del tiempo se refleja en los cuerpos.
    Lo que es una realidad que dependiendo del humor en que se encuentre el lector, le dará sentido al texto. Por lo que puedo mencionar que en este momento me encuentro un tanto sentimental, así que mi punto de viada, es ver como la vida y el tiempo pasa, y no lo hace en vano.

    Suerte, ahora que inicias un año mas de vida, te daras cuenta de que es hermosa y solo se vive una sola vez.

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  2. Todo por servir se acaba.
    No cabe duda que los años pasan y dejan huellas que jamás se borran.
    Disfrutemos el tiempo en todas sus formas y aceptemos que el reloj de nuestra vida jamás podremos hacer que se detenga.

    Mi abuela decía una frase siempre: “Como te vez, me veía y como me vez, te veras “

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  3. Y que paso antes del ejercicio?, cuando desperto y abrio sus ojos , cuando penso en que vestido usar, en que activfidad penso o en quién se inspiro simplemente para usar vestido y usar ese color...??

    son muchas preguntas, pero perdio una vida entre cambiarse al entrar al gym y salir de el...jeje besos amiga!! Atte. Alfred

    Lo que bien es cierto es que los momentos mas bellos se te van como agua entre los dedos...por eso hay que vivir intensamente, dia con dia!!!

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